Por Vidal Naveas Droguett
Sin duda el pronóstico meteorológico anunciado para el 6 y 7 de junio de 2017 en el Norte de Chile, no son muy halagüeños que digamos, todavía está presente el miedo que produjeron los aluviones del 25M2015 y el 13M2017. Torrentes que dejaron sentir su carga destructiva en varias ciudades y localidades de Atacama. Chañaral, El Salado, Diego de Almagro, Tierra Amarilla, Alto del Carmen, Copiapó y varios poblados agrícola mineros que, fueron las urbes más afectadas.
Hay incomodidad en la población, la gente se siente intranquila y desprotegida, las inclemencias del tiempo estos últimos años han sido duras con los atacameños.
En Copiapó, la capital de Atacama, se viven situaciones paradójicas: Después de tanto pedir el regreso del río, en que la gente se sentía alegre, porque al fin el caudal traía las aguas tan necesarias para la ciudad.
Pero, después de tantos años – y seco el lecho del río – se produjo un mal acostumbramiento. Las ingenierías, las constructoras, los encargados de los proyectos creyeron que, la naturaleza y la historia eran fáciles de olvidar.
No sé si hablar de irresponsabilidades o ignorancias, pero, estoy casi seguro que ni el más tonto haría una casa en medio de una quebrada o en un antiguo curso de agua.
Copiapó, tiene un historial enorme de desgracias, como la ocurrida la madrugada del 13 de agosto de 1888. Aquella noche fueron demasiadas las personas que perecieron, por causa de la salida del río en el sector de la vega. La Vega era el lugar que – perimetralmente – ocupaba el sector de las tomas de Tornini, entre puentes, Sodimac; frente al Cementerio de Copiapó. Las Vegas eran pantanos que se encontraban en los límites de la ciudad.
También fueron muchos los desvalidos, aquellos que quedaron a merced de la caridad. En esa oportunidad se culpó de la tragedia a la policía, que sabía del riesgo y no tuvo el coraje de avisar a los pobladores de la situación que se veía venir.
Las pésimas decisiones de ocupar en forma imprudente el lecho del río y sus alrededores, han conspirado para que, el Noroeste de la ciudad sea el más perjudicado cuando bajan los torrentes de aguas por la avenida Ignacio Carrera Pinto, las calles de Los Carrera, O’Higgins, Atacama, Chañarcillo y Copayapu que se transforman en ríos artificiales trayendo el agua de todos los cerros de Copiapó. Tomemos en cuenta que las avenidas Copayapu y Carrera Pinto, fueron creadas como vías rápidas para descongestionar el centro de la ciudad.
También conspira que, el ex pueblo de San Fernando, ya no absorbe las aguas para regadío agrícola. El cemento se convirtió en el cauce perfecto para el traslado de las aguas. Muchos regantes, antiguamente mantenían lagunas para acumulación de aguas.
Otro factor es que la ciudad mantenía una red de acequias que cruzaban la ciudad desde Oriente a Occidente. Las acequias estaban en medio de las cuadras de Portales, Infante, Rodríguez y Carrera. Lo mismo que entre Chañarcillo, Buena Esperanza y la antigua calle San Martín.
Además había una canalización que llevaba el agua de las Chacras de Guggiana, Ronseco y Sierralta. Senda eliminada para que por ella se trasladara el ferrocarril, el cual fue sacado del centro de la ciudad.
Y por último también se eliminó el Canal de Ojancos, el cual transportaba agua para la planta de Sali Hoschilds.
En cambio se ha ocupado el río para depósito de relaves y para la obtención de buitrones productores de arena y ripio.
De la misma forma se ha ocupado el rio para transportar una tubería que viene de Caldera y transporta materiales acuosos mineros, lo cual impide profundizar la caja del río.
Lógicamente que, la comunidad ha contribuido con el desaseo del rio, convirtiendo el lecho en un basural, el cual ingenuamente quiso ser escondido, convirtiéndolo en un “extraño paseo recreacional”.
He de esperar que las medidas tomadas por los gobernadores de Atacama y Copiapó, aminoren en parte las consecuencias que pueda traer este nuevo frente lluvioso y de paso disuadir el miedo que afecta a muchos habitantes de la ciudad.
Foto: Ocupación en las cercanías del Río Copiapó, con el transporte de aguas por una vía elevada hacia una faena minera en el sector de la Universidad de Atacama. Aprox. 1904.