LO QUE LE HICISTE A LOS MÁS POBRES, A MÍ ME LO HICISTE POR ROBERTO CALDERÓN GÓMEZ

publicado por α&Ω Marcelo Ruiz Tagle Escobar director@eloradorilustrado.cl

Me han invitado a comentar la condición actual que vivimos cómo país, a partir de la homilía del Obispo Mercedario de Atacama.

Antes les contaré que, durante mis estudios en la universidad, Campus Oriente, Pontificia Universidad Católica de Chile. Estudié Teología. Era el Campus humanista de la católica.
Muchas veces no entré a clases por conversar con estudiantes de otras carreras, disfrutar un café y una amena conversación. Año 85, aún en dictadura. Muchos ahora son connotados políticos.
Mi pensar insistía en que la dura y terrible dictadura nos dejaría una gran enseñanza. Que una vez regresara la democracia, la política sería para lo que fue creada : llámese bien común, equidad, igualdad, crecimiento y desarrollo para todos, la pobreza disminuiria, educación gratis y de calidad, igualdad ante la ley, vivienda. En fin, al parecer, para mí, fue sólo un sueño.
Con el tiempo me he encontrado con algunos de los ciudadanos de aquel entonces y, están muy lejos de la gente.
Muchos fraudes en los años que llevamos de democracia. Se llevaron para la casa los dineros para modernizar FFEE, el Trans Santiago otro fraude. Ello a nivel nacional ya que por comunas alguno escondió el dinero en las paredes de la casa. En Copiapó se perdió el dinero de la Ley SEP y ahora se perdió con el SLEP. En Huasco hay una dama en prisión por pérdida de dinero. En Vallenar comenzaron diciendo que hay 9.000 millones sin la respectiva justificación. Pagos de indemnización por despidos mal hechos.
Lo más curioso de todo es que los culpables, por lo general no van a la cárcel, o pagan en cuotas y no restituyen lo que robaron. Anda a robar un pan.
En fin, de esto la ciudadanía está cansada. De la mentira, el abuso y la falta de desarrollo.
Es cómo si los políticos vivieran un mundo paralelo. Claro, con los ingresos que reciben, difícilmente, acudiran a la salud pública, movilizarse en locomoción pública, hacer fila, etc.
Entonces, cómo aplica la palabra del evangelio que reflexionó el Obispo Mercedario de Atacama?
Tuve hambre y me diste de comer.
Tenía frío y me abrigaste.
Estuve enfermo y me visitaste
Estuve en la cárcel y me fuiste a ver.
El egoísmo inunda muchos corazones.
La ambición, ciega la mirada.
Lo peor es sentirse y creerse distinto a los demás por la condición que tienen. Su limitación es tan grande que no son capaces de ver que gracias a esos pequeños y vulnerables, a los cuales han engañado, ostentan su actual condición.
Hemos sido llamados, en esta vida, a ser solidarios, a compartir. Si la naturaleza nos dotó de habilidades es para ponerlas al servicio de los demás.