Opinión: Lo más cercano al Paraíso por Roberto Calderón Gómez

 

Lo más cercano al Paraíso

Si bien Vallenar es una pequeña ciudad dónde comienza el desierto de Atacama, no todos sus habitantes se conocen. Ello ha quedado demostrado una vez más al reunirse, un domingo a las 08:00 hrs para vivir una aventura de Senderismo Otoñal al cerro ícono de la ciudad, el mítico Chehueque.

La convocatoria la hizo el Centro de Aprendizaje Ecológico Lui 041, con el objetivo de promover conocernos y conocer nuestro territorio.

Se reúnen 30 almas llenas de expectativas porque el inefable Cerro Chehueque las provoca. Suceden muchas cosas al interior de cada una de ellas. Surgen interrogantes como… podré llegar a la cumbre ? Las personas que van son de fiar ? He venido a pie, alguien en su vehículo podrá llevarme? Se nos hará de noche ? No traigo el aporte solicitado para el Centro de Aprendizaje Ecológico, en fin.

Parte la caravana y nadie se queda abajo. Llegamos a un lugar especial, la Majada La Cruz dónde nos reciben unos buenos amigos con té remojado y churrascas. Qué delicias !!! Ya el ambiente es familiar y se ha ido creando cercanía y generando vínculos.

Finalmente iniciamos el recorrido del último tramo en vehículo para llegar al lugar donde iniciaremos nuestra caminata. Nos metemos por un camino minero en la quebrada de la higuera. Los caminos mineros son malos, no tienen mantención. Muchos hoyos y piedras que nos mueven el té y las churrascas.

Al iniciar la caminata de ascenso hay algunas indicaciones necesarias para ordenarnos y cumplir el objetivo. Cada uno tiene su ritmo, no es competencia, la hidratación, bloqueador solar, sombrero para protegerse del Sol, frutas frescas y frutos secos. Lo más importante: solidaridad. Preocupación por nuestros próximos.

Partimos y la cumbre se ve lejana. Comienzan a perfilarse los grupos. Los que van con ritmo fuerte y rápido, por lo general son los más jóvenes. Aquellos que gustan de disfrutar contemplando el paisaje y tomar fotografías. Por último, el grupo de los mayores y también algunos que siendo jóvenes no tienen un ritmo de Senderismo y les cuesta ordenar a su cuerpo que avance.

Algunos hacen cumbre en una hora y media. Disponen de mayor tiempo de contemplación. Otros llegamos a la cumbre en dos horas y media. Finalmente los rezagados qué, a su ritmo logran la cumbre en tres horas y un poco más.

Todos hemos vivido, al momento, una gran experiencia no exenta de esfuerzo y sudor. Tal vez hasta con ganas de renunciar pero ya estamos las 30 almas en la cima, en la gloria. Todo es alegría y felicidad ya que hemos superado un obstáculo no menor. Para un infante de 7 años quizás fácil pero hubo personas de más de 70 años que, maravillados nosotros, vimos su estampa en la cumbre.
Nos saludamos y motivamos mutuamente, tanto es así que el Paraíso nos regaló el saludo de unos cóndores quiénes planeaban alrededor nuestro haciéndonos sentir pequeños pero agradecidos de su deferencia.

Compartíamos nuestras provisiones alegremente sin hacer diferencias y fuimos felices hasta que comenzó el regreso.

Bajamos cargados de una nueva energía que nos hace ver que es posible construir un mundo mejor a partir del entorno inmediato donde nos desarrollamos.

Gracias Amigos por esta visita al Paraíso.

Roberto Calderón Gómez.