Por Vidal Naveas Droguett
Probablemente a muchos no les interese esta crónica, solo la podrán entender aquellos que tienen el privilegio de construir con la imaginación.
Achuntarle a un sorteo – y como premio, ganar un viaje a Europa para dos personas – en nuestro tiempo, no tiene nada de especial, todo el mundo viaja; en su automóvil; en un moderno tren, pullman o avión.
Años atrás, viajar al otro lado del mundo, era como es hoy ir al fondo del mar, muchos lo hacen pero no el común.
La revista Estadio, hace 65 años atrás, hizo un concurso para sus lectores, regalar dos pasajes para ir a las XV Olimpiadas de Helsinki – Finlandia en el año 1952.
Fue tanta la expectación que se creó en la población nacional, el cual estuvo convulsionado y atento a quien sería el afortunado. La prensa y la radio se hicieron eco de este espectacular concurso, adhiriendo como una noticia de alto impacto.
En Freirina: Dos vecinos Rigoberto Zenteno y Jenaro Zamora, habían hecho un pacto, el que ganara el sorteo invitaría como acompañante del viaje a su amigo.
Zamora y Zenteno, fueron los afortunados ganadores, los que fueron buscados en base al número que llevaban los ejemplares. Grande fue la sorpresa cuando los propietarios de la revista se dieron cuenta que el favorecido estaba en el Norte, en una pequeña ciudad, Freirina.
La noticia se dio por las radios y por otros diarios, vino hasta la ciudad de Santa Rosa, una comisión para entregar el premio y convenir el viaje.
Zamora y Zenteno, típicos hombres de nuestra tierra, mineros y arranchados a su tierra, nunca habían salido de la zona, ni tampoco habían subido a un avión. Los familiares, vecinos y amigos les tributaron las felicitaciones en masa, sus jefes les otorgaron los permisos correspondientes sin descontar los días de ausencia mientras estuvieran disfrutando del premio. Hasta el alcalde de la Comuna en la época, don Alejandro Noemí Huerta, les ayudó y puso todo empeño en que sus conciudadanos fueran bien atendidos – hasta los acompañó a Santiago – para que recibieran su premio.
Las fotos: Una gran selección de ellas, que hago públicas como un regalo, especialmente a mis amigos del Huasco – que, para nuestro tiempos son tan folklóricas – hablan por sí solas, posan los ganadores en diferentes instancias, en Freirina, junto a sus familias; junto a las autoridades; junto a la algarabía de los vecinos; y en Francia, en la Torre Eiffel.
La verdad, es que el redactor de esta historia, publicada en la revista a varias páginas, hizo un muy buen trabajo con su reportaje, el cual impacta al leerlo.
Lamentablemente, no puedo reproducir la nota completa, por lo extensa que resulta, pero, si a alguien le interesa conocer mayores detalles, se pueden contactar conmigo. Estoy seguro que el que lo lea, encontrará que es relato impactante y le hará vivir un viaje enternecedor al pasado.