publicado por α&Ω Marcelo Ruiz Tagle Escobar director@eloradorilustrado.cl
El Nobel Pablo Neruda, refiriendo a Andrés Sabella, su par antofagastino señaló: “mientras Sabella nortiniza la poesía, yo la ensurezco”. Abriendo una ruta conceptual identitaria. En la década de 1960, mientras la Universidad del Norte (hoy UCN) daba sus primeros pasos en la historia regional, conformó un Conjunto Folclórico, el COFUN, agrupación con la que Sabella tuvo una fecunda relacionalidad intelectual y espiritual. A poco andar el COFUN se vio enfrentado a la tensión entre los cuadros de identidad de la realidad del Chile central (huasos) y la realidad identitaria de las comunidades originarias de los pueblos andinos del Norte de Chile. Entretanto la “Pampa”, la cultura pampina, marcaba a fuego una forma de ser y estar en el mundo, con una vibrante relacionalidad.
De estas realidades surgieron los anclajes ontológicos, que han dado origen -más que un concepto- a la categoría (filosófica) de la “Nortinidad”. Que es referente del norte de Chile: es mar de Changos, algueros, mariscadores y pescadores; es pampa de trabajadores salitreros y sus comunidades; cordillera y cerros asociados a los mineros y pirquineros; es resiliente andinidad ancestral en los distintos perfiles ecológicos, en su cosmovisión inamovible (atávica), que unen sus cursos de agua, la ruta de tambos, entre la cordillera y el mar. Es la geografía urbana, con su diversidad y pluralismo, que forma el mapa social, económico y demográfico de nuestro norte.
La “Nortinidad” es identidad y culturalidad propia; aprehendida y aprendida por los sentidos sensoriales: ojos para ver luminosidad, colores, texturas, matices; oídos para escuchar ritmos, pulsos y tiempos musicales; nariz para identificar olores en sus valles, en la estepa andina y en la costa, en sus comidas y bebidas; boca para hablar lenguajes ancestrales y para saborear sólidos y líquidos como el sabia vivir. Todo lo cual define estilos propios del ser (verbo de la intemporalidad) y el estar (expresión de temporalidad) en el acto de estar siendo en la socialización de usos y costumbres. Sus artífices son grupos musicales, artistas, literatos y poetas, que siguen abriendo la huella marcada por el Maestro, antecesores y sucesores.
Sabella Gálvez (1912-1989), Humanista, intelectual, creyente, líder altruista, de gran compromiso social, es el referente generacional, de aquellos que robustecen esta estructura categórica. Devela en letras y conceptos la cultura nortina, recogidas en sus múltiples publicaciones que refleja una sólida bibliografía. Es el Poeta del Norte Grande, el referente de las letras y dibujos que pone la nortinidad (individual y colectiva) en la geografía cultural, literaria, artística y poética de Chile. Impulsa la nortinidad tangible de las cosas, pero también la dimensión intangible, de lo interno y lo espiritual, en un contexto equilibrado de canto a la vida, de pensamiento crítico y con compromiso social. Señaló “Yo vivo para un tiempo ……”. Un tiempo que supo vivir: intelectual y académico de día, pensador y bohemio de noche, Caballero de la Pluma que cual Quijote enfrentó los molinos que la vida le puso en frente. Amigo de sus amigos, gozador de la vida, un Duende pleno de magia, amante de la buena y regada mesa, fraterno y generoso, de gran transversalidad en la amistad y el respeto fraterno. Múltiples instituciones tienen himnos que él escribió como legado.
El cosmos y la vida son tensión entre orden y caos, conservación y cambio. La nortinidad no es ajena a esta realidad universal. Observamos elementos identitarios milenarios (conservación) y otros que son dinámicos e inestables (cambio). El norte que Sabella describe en su obra “Norte Grande” (1944 – otro de sus aportes categóricos), ha cambiado. Esa nortinidad nada tiene que ver con el paisaje social que observamos hoy, con todas las secuelas de la migración masiva, el nihilismo, la violencia, delincuencia, narcotráfico, el impacto de la Gran Minería, los desafíos de las energías renovables, su emplazamiento y los corredores bioceánicos, o el impacto de la conmutación laboral, entre otros grandes procesos sociales. Nueva identidad social y cultural que re-define el norte y que desafía a quienes tienen el compromiso identitario, cultural y espiritual, de un territorio y gentes con identidades propias heredadas de ancestros milenarios, de pioneros portentosos que arrancaron al desierto la riqueza, junto a los chilenos que han venido a hacer del norte su querencia. Esperemos que el Espíritu del Duende Mágico, encarne en muchos de nosotros y los que vienen, para seguir develando la “Nortinidad”, caracterizando las nuevas dimensiones de nuestro …….. Norte Grande.