A siete años de los aluviones en Atacama ¿Qué ha cambiado entre la niebla del olvido y el riesgo de que vuelva a ocurrir otra catástrofe similar?

Atacama, 25 de marzo de 2022
A siete años de los aluviones en Atacama
¿Qué ha cambiado entre la niebla del olvido y el riesgo de que vuelva a ocurrir otra catástrofe similar?

Aquel 25 de marzo de 2015 fueron 17 aluviones simultáneos que sufrió Atacama, de provincia a provincia -El resultado: 28 muertos, 16 desaparecidos, y ciudades y pueblos completamente destruidos. La peor catástrofe desde el terremoto y maremoto de 1922.

Pero el llamado no es sólo a conmemorar y recordar el hecho y las pérdidas, si no a que estos sucesos queden en la memoria colectiva social e inviten a la acción. Solo así podremos aprender, prevenir, salvar, cuidar y construir desde la comunidad.

No podemos y no debemos olvidar. Aquello sería la muerte final, hundirse en el barro y no salir más. No podemos olvidar que las verdaderas causas de la catástrofe son el cambio climático producido por la devastación planetaria humana, el modelo local que implica desigualdad territorial, extractivismo y sacrificio de humanos y ecosistemas, entre otros. Y también, son responsables la indolencia y la desconexión de las instituciones con los territorios y sus comunidades; de todas las instituciones: académicas, estatales y privadas.

Después de siete años, las instituciones y la comunidad siguen desconectadas; no ha habido planificación territorial y productiva; las obras de mitigación aún están en curso; la desigualdad social y territorial se profundizó; la devastación extractivista se intensificó, y los desaparecidos aún no aparecen. Siguen intactos tanto el temor como los riesgos. Aunque necesitamos con urgencia lluvia, no podemos seguir con miedo a perderlo todo cuando los ríos corran con furia.

Por lo tanto, hacemos un llamado a les constituyentes a no olvidar nunca el contexto en el que están redactando el proyecto de Constitución, tal como lo declararon al inicio de su trabajo: es un contexto de crisis climática y emergencia ecológica. Es decir, no basta con pensar cómo solucionar los problemas inmediatos que nos aquejan, sino proponer un proyecto de futuro que busque medidas efectivas para impedir que esta crisis se siga profundizando.

Recalcamos la reciprocidad en la construcción de los saberes con el territorio que se habita. Enseñar para no olvidar y construir comunidad.

Única solución, EcoConstitución. ¡Chile florece desde Atacama!

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