Por Vidal Naveas Droguett
ELEFANTE MARINO EN BAHIA INGLESA
El elefante marino que desde hace un par de semanas está presente en Bahía Inglesa – Caldera, al parecer es un ejemplar hembra joven por sus características, de tamaño menor, nariz no pronunciada y el tamaño de sus patas, casi de unos seis años de edad.
Según algunos estudiosos, estos mamíferos llegan a vivir entre veinte y veintidós años.
Fui a verle para hacer unos registros fotográficos y se me ocurre que por su juventud se distrajo de su colonia y avanzó a la siga de algún barco pesquero, de esos que abundan en las fronteras marítimas de nuestro país. Entre las probabilidades está también, que se haya desvinculado de avanzar junto con las migraciones de los grandes cetáceos, los que en este tiempo, se acercan a la costa detrás del alimento.
El hecho de estar tantos días en el mismo lugar, pues no ha salido a alta mar para cazar (se alimentan en las profundidades), solo ha cambiado de un lugar a otro, sin salir de la bahía.
Estimo que debe ser un ejemplar joven, pues ve atlético y saludable, pese a sus casi trescientos kilos. Además que se muestra curioso al acercarse a algunas viviendas aledañas. Tal vez debe sentirse un tanto atraída por los ruidos que produce la urbe en el sector.
Ya hemos conocido que es un ejemplar no agresivo, y que dormita plácidamente en la orilla del mar.
Otro factor que le atrae debe ser la frialdad de la blanca conchilla, la cual siempre permanece húmeda.
El animal se refresca echándose cantidades de arena sobre su cuerpo mientras duerme. Esto para no deshidratarse.
La pelecha, fase importante por la que está pasando, se debe exclusivamente al calor reinante en Bahía Inglesa.
Esta especie de mamífero marino que se encuentra en peligro de extinción, no reviste peligro mientras no sea molestado.
Los machos pueden llegar a medir 6 metros de largo y pesar 4 toneladas, mientras que las hembras no llegan a medir más de tres metros y su peso máximo ronda los 900 kilogramos.
Es de color gris y al salir del agua, producto de los rayos solares, pareciera que fuera de color café.
Como su nombre lo indica, “elefante marino”, es un animal de gran tamaño, y además los machos poseen una trompa parecida a la de un elefante, pero de menor tamaño.
El elefante marino del sur vive en la parte sur del continente americano, la Antártida y el
Sur de Australia.
Se alimentan de grandes peces que se desplazan en cardúmenes, calamares grandes y algunos crustáceos que rondan en la superficie o en el interior del mar.
Este animal puede sobrevivir hasta ochenta días sin comer.
Cuando llega la época de reproducción, los elefantes marinos atraen a la hembra efectuando un sonido peculiar, y suelen ser muy juguetones. Cuando se aparea con la hembra, la gestación dura 11 meses, y al final dan a luz a una sola cría, que es defendida y alimentada por su madre durante unos meses.
La madre nunca deja sola a la cría, guarda alimento en su vientre para después otorgarle la fuente de energía que será de suma importancia para que crezca sana.
Al parecer nos vamos a tener que ir acostumbrando a estos visitantes, pues leía días atrás que, hay una clara tendencia migratoria de estos elefantes marinos por el mundo.
Entre las lamentaciones que hace la gente que ha ido a visitarle, está que si es hembra el elefante marino, no ha sido nominada para ningún evento de reinado de las playas, se ha lucido posando para los papparazis criollos y las cámaras de televisión. Ha sido vedette principal de este verano en Caldera y no hay visos de alguna radioemisora local para darle un nombre.
Tampoco hemos visto algún estudioso de las ciencias, tomando nota o intentando poner unos chips para identificación y así conocer su próximo destino.