Columna de Opinión.
Por Alejandra Moya Díaz. Escritora
Y QUE SE JODAN TODOS.
“Mucho women power y después caes en el éxtasis por un besamanos”.
Humberto Eco, El péndulo de Foucault. cap. 4, 239.
Galeano en una de sus presentaciones habla sobre la guerra personal que tiene con la “inflación palabraria”, concepto que consideraba más dañino que la inflación monetaria, ahí lee un texto que se llama “La fabricación del Poder”, del libro “Los hijos de los días” híper recomendable en estos tiempos, en que dice: “En 1937 murió John D. Rockefeller, dueño del mundo, rey del petróleo, fundador de la Standard Oil Company. Había vivido casi un siglo. En la autopsia, no se encontró ningún escrúpulo”.
El desencanto en la política, del sistema y en lo referente al Estado ha sido auspiciado por el mal manejo del aparato estatal que emana de la capacidad de gobernar, antítesis de lo público y lo privado; estado y sociedad; política y economía, entre otras. Además, ya no se usa el contrato, los humanos van por la vida vendiendo sus servicios por tiempo limitado, lo que dure una licitación, que cada fin de años parpadea y tambalea como los árboles de navidad que cuelgan como moscas en las paredes de los innumerables puestos de mercadería china que chirrean expresando el concepto del neoliberalismo chino en las tardes calurosas del centro de cualquier ciudad de Chile.
Recuerdo haber leído por ahí a fines del año 2018 una noticia de un proyecto de ley sobre el teletrabajo que Sebastián Piñera quería promover. Han pasado dos años, el mundo no ha cambiado de dueños, los proyectos impulsores de cambios conductuales en la población mundial han surtido efecto, es decir, la pandemia que había sido divulgada por evangélicos durante toda mi infancia frente a la puerta de mi casa, ha llegado.
Ya no se usa el contrato. Comprar pala, ir al mercado, buscar la tierra, pintar el canasto, frutos secos, aceite normal, se parecen más a las actividades de un alter ego mío en alguna película del studio ghibli. Benito, desparasitarlo. Han sido días sensibles, las hormonas alteradas, el mismo eclipse que no se vio, pero se sintió re loco.
Lo claro es que la gente que tenía sus contratos y trabajos estables puede hablar que tuvieron subsidio mínimo de recursos durante el año, los demás, a reinventarse, si al final estamos en medio de un ajedrez geopolítico, las potencias mundiales han de ver como el neoliberalismo no naufragará por causa del autoritarismo del estado, se complementan.
El otro día me aprendí un mantra, “desconexión total, de todo lo que me impida estar neutral. Neutral al cien por ciento y máximo potencial infinito».
A veces dan ganas de decir, ¡que se jodan todos! pero finalmente termino expresando, menos ropa por favor.
Alejandra Moya Díaz.