Un Estado que se siente: lo que nos enseña el Portal de Emprendimiento Alan Sepúlveda Rodríguez – Académico Administración Pública Universidad Central Región de Coquimbo

 

publicado por α&Ω Marcelo Ruiz-Tagle Escobar director@eloradorilustrado.cl 

En Chile, hablar de trámites o de emprender suele despertar el mismo recuerdo: oficinas grises, formularios repetidos y la sensación de funcionarios que se pasan la pelota. Durante años, lidiar con el Estado se ha sentido como una carrera de obstáculos. Por eso, cuando algo público funciona bien, nos sorprende. Pero no debería.

El nuevo Portal de Emprendimiento del Gobierno de Chile no es solo una buena política pública. Es una señal concreta de hacia dónde debería ir el Estado en el siglo XXI: uno que simplifica, que habla claro, que se organiza pensando en las personas. Pero ¿por qué este modelo importa? ¿Y por qué debería inspirar todo lo demás que hagamos en gestión pública?
Porque por esta vez, el Estado no duele. Se trata de una plataforma digital que reúne, en un solo lugar, los programas de apoyo al emprendimiento de cinco servicios públicos: FOSIS, SENCE, PRODEMU, SERNAMEG e INDAP. A través de ClaveÚnica y el Registro Social de Hogares, cualquier persona —en especial quienes más lo necesitan— puede acceder a orientación, capacitaciones y financiamiento, con recomendaciones personalizadas en base a su perfil.
Antes, emprender implicaba ir de ventanilla en ventanilla, repitiendo papeles, claves y explicaciones.
Hoy, esa ruta está unificada, es más simple y se entiende. No es solo un avance en eficiencia: es una puerta real de entrada al Estado. Ya no se trata de traducir un sistema hostil. Ahora, formalizar un negocio, pedir un microcrédito o postular a una capacitación puede hacerlo quien sea, desde donde esté, y sin perderse en el intento.

Pero el verdadero cambio no está solo en la plataforma. Está en la lógica que hay detrás: pasar de un Estado pensado para las instituciones a uno pensado para las personas. La Ley de Transformación Digital empuja a digitalizar trámites. Pero la clave no es digitalizar por digitalizar. Es rediseñar. Es cambiar la pregunta de “¿cómo se automatiza esto?” por “¿cómo lo haría más fácil para quien necesita ayuda?”.

Iniciativas como ClaveÚnica o SIMPLE muestran que se puede. El concepto detrás es potente: Gobierno como Plataforma. Imagina que el Estado funcionara como un celular: donde cada servicio es una app conectada, que conversa con las otras, sin repetir datos, sin reescribir historias, sin hacerte sentir que partes de cero cada vez. El Estado como infraestructura viva, que habilita derechos en vez de enredarlos.

Este camino no es exclusivo de Chile. Estonia permite hacer el 99% de los trámites públicos en línea.

Corea del Sur ha ahorrado miles de millones con su sistema de compras públicas (KONEPS).
Uruguay integró su comercio exterior en una sola ventanilla. Pero lo de Chile tiene algo único: su vocación social. Aquí se diseña con foco en emprendedoras populares, jóvenes sin capital, trabajadores informales. Es digitalización con propósito. Es inclusión hecha código.
Claro que queda mucho por hacer. Aunque es temprano, debemos exigir evaluaciones públicas y sistemáticas del impacto real del portal. Este portal no es el fin. Es el principio de una nueva manera de entender lo público. Un Estado que no solo sea eficiente. Un Estado que se sienta presente, útil, humano. Si esto sirve para emprender, puede —y debe— servir también para vivir mejor.

Porque cuando el Estado está a la altura, la democracia también lo está.