Salvador Reyes, París y la Guerra

Salvador Reyes, París y la Guerra

Ulises Carabantes

Por Ulises Carabantes Ahumada.

Ingeniero Civil Industrial
Escritor

Una característica muy propia de nuestros tiempos es que la mayor parte de la población desconozca su historia y a aquellos que han pasado por este mundo dejando una indiscutible y positiva huella, pero ésta, lamentablemente se borra en el conocimiento e intelecto de las mayorías.

Es el caso del destino de un ilustre copiapino, escritor, ni mas ni menos que Premio Nacional de Literatura 1967 y además, destacado diplomático, Salvador Reyes Figueroa.
Nació en Copiapó, en una casona ubicada en la intersección de las calles Colipí con Infante, el 16 de Agosto de 1899; hecho y lugar que es recordado por un pequeño monolito instalado por los Hermanos Piratas de Salvador Reyes, aquellos navegantes de la Hermandad de la Costa, cofradía de románticos y soñadores bucaneros, a la cual Salvador Reyes perteneció y que, siendo una organización nacida en Chile, Reyes la llevó por Europa y el mundo, como diplomático que fue.
El 24 de diciembre de 1938 asumió la Presidencia de la República don Pedro Aguirre Cerda, político radical, acompañado de la coalición denominada Frente Popular. En la organización de su Gobierno, nombró don Pedro como embajador de Chile en Francia, Bélgica y Luxemburgo, al abogado y político radical de La Serena, Gabriel González Videla, quien había sido uno de los generalísimos de la campaña electoral del Frente Popular. El cargo diplomático confiado a González tenía asiento en París.
Gabriel González embarcó junto a su esposa e hijas en Valparaíso en Agosto de 1939 con destino a los Estados Unidos para continuar posteriormente viaje a Europa. Navegando a la altura de Ecuador, se enteró el novel embajador chileno que había estallado la guerra; el 1 de septiembre de 1939 la Alemania Nazi atacó Polonia para concretar la invasión de este país en sólo tres semanas de lucha. Había comenzado la Segunda Guerra Mundial. González Videla dudó en seguir su viaje al viejo continente, pero su mujer, Rosa Markmann, Miti, le impulsó a seguir hacia la Europa que comenzaba a incendiarse por la guerra, señalándole a su esposo que él tenía un compromiso con el Presidente y que ella lo acompañaría en el cumplimiento del mismo. El cruce del Atlántico ya no estaba exento de peligros. En cualquier momento podía aparecer un submarino alemán y torpedear el buque en el que se viajaba. No obstante, el primer contacto con la realidad bélica que se vivía fue con destructores ingleses que controlaban en el paso de Gibraltar el acceso al Mar Mediterráneo.
González Videla entró a Europa por Nápoles, en el sur de Italia. Luego el político serenense llegó a la ciudad eterna. Roma le mostraría a los camisas negras de Mussolini desfilando por sus milenarias calles con sus brazos extendidos como lanzas. Embarcó Gabriel González en el expreso Roma París, arribando a la capital francesa en Octubre de 1939. Dentro del Cuerpo Diplomático chileno, que recibió al nuevo embajador en París, había un copiapino, Salvador Reyes Figueroa, quien cumplía funciones como Agregado Cultural. Meses mas tarde, el 10 de Mayo de 1940; se desató la guerra sobre Francia, el ejército alemán inició su ataque y en poco mas de un mes ocurrió lo que la gran mayoría, incluido el propio embajador chileno Gabriel González Videla, no creían que sucedería. Francia cayó derrotada y capituló el 25 de junio. Los embajadores de muchos países abandonaron París y fijaron residencia en el sur, en Burdeos. González Videla dejó la capital francesa en un automóvil junto a su esposa, sus dos pequeñas hijas, su suegra y un varoncito de algunas semanas que les había nacido a los González Markmann, el que moriría días después en Burdeos.
Los caminos y calles de las ciudades de Francia se ven copados por los guerreros germanos, con sus uniformes grises y sus cascos de acero color aceitunado. En la embajada de Chile en París hay una nueva e interina máxima autoridad, quien debe tomar el primer contacto con las autoridades políticas y militares que habían entrado en París, es el copiapino Salvador Reyes Figueroa.
Los años siguen su curso, Francia volvió a ser la Francia gobernada por los franceses y Salvador Reyes continuó su navegar por distintas latitudes. Después de una carrera diplomática extensa, de llevar las letras al mar y el mar a las letras, Salvador Reyes falleció en Santiago el 27 de febrero de 1970.