publicado por Marcelo Ruiz Tagle Escobar
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Luego de vivir una tremenda experiencia junto a los compañeros Recicladores Base en la Segunda Asamblea nacional en Valparaíso, se generó en mí un gran cuestionamiento que me tiene sumido en una profunda preocupación en cuanto a mi proceder en el tiempo de vida temporal que me queda.
Mucha dispersión me hace notar un gran amigo. Es cierto, trato de abarcar casi un universo entero ante mi desesperación al no ver iniciativas que permitan el despertar consciente de mi pueblo. Es una angustia que me cercena y agota, por ello quiero dar más, hasta el alma en una colaboración social para transformar la realidad adversa y opresora del consumismo que nos impide ser felices.
Los Recicladores Base de todo Chile son un ejemplo de vida, de valentía, un paradigma a seguir. Desde el lugar dónde cotidianamente trabajan, » levantándose temprano para llevar el pan a casa ‘ , hay que tener tenacidad y fortaleza. Segregar los residuos de otros y , además, ser estigmatizados de forma negativa, es sólo para valientes.
Es ese paradigma el que me consume, me contrasta con mi hacer diario y me hace sentir que no hago nada. Veo dirigencias tibias, preocupadas en figurar más que en hacer.
Veo dirigencias preocupadas más en hacer notar la bandera de tal o cual propuesta politica y no en responder a las necesidades reales del pueblo. Veo dirigencias corruptas y vulnerables que se aprovechan del sitio de privilegio para si mismas y otras, las vulnerables, que son absorbidas por los vientos oscuros al no tener las herramientas para contrarrestar sus ráfagas.
Pertenezco a una escuela distinta, esa que no dudaba en señalar el error y la mentira. Hoy veo que hay que callar y permitir lo absurdo e inexplicable porque ello es la forma de hacer dirigencia para recibir las migajas que dejan caer desde la mesa quienes saben perfectamente lo que hacen para mantenernos humillados permanentemente, aplastados y sometidos.
Será la pugna constante entre el bien y el mal.
Un antiguo indio Cherokee dijo a su nieto: «Hijo mío, dentro de cada uno de nosotros hay una batalla entre dos lobos. Uno es malvado. Es la ira , la envidia, el resentimiento, la inferioridad, las mentiras y el ego. El otro es benévolo. La dicha, la paz, el amor, la esperanza, la humildad, la bondad, la empatia, la verdad «.
El niño pensó un poco y preguntó, Abuelo, qué lobo ganará ? El anciano respondió: «El que alimentes».
Entre la capacidad de despertar basados en el bien común y la capacidad de despertar en y desde el egoísmo. ¿Cuál despertar será el correcto ? Ambos provocan placer, ambos activan nuestro circuito de recompensa y provocan el efímero momento de felicidad.
La naturaleza nos ha dotado de grandes capacidades dónde hemos de decidir solos el camino que queremos. Donde la visión de paraíso es absolutamente personal y, por lo mismo, propia de opciones encarnadas para no pasar por éste camino de la vida no siendo nada.
Cada cual elige el lobo que alimentará.
Roberto calderón Gómez
Otoño del 23