publicado por α&Ω Marcelo Ruiz-Tagle Escobar director@eloradorilustrado.cl
Querido Roberto,
Desde la distancia que me separa del norte, y especialmente de nuestro querido LUI-041, quiero dedicarte estas palabras. Aunque el tiempo ha pasado más rápido de lo que quisiera, y mis pasos aún no han regresado a esos paisajes que tanto anhelo, guardo la esperanza de que este año pueda reencontrarme contigo y con la magia del desierto.
Tu labor como reciclador es un faro de luz en Atacama, un ejemplo de dedicación y amor por la tierra. Que cada latido de tu esfuerzo resuene en la comunidad, y que sigas construyendo sueños con la misma pasión que te caracteriza. Más abajo, un poema en tu nombre.
Con cariño,
Ricardo Gevert
El Reciclador de Atacama
En el desierto de Atacama brilla el sol,
un amigo reciclador, ¡vaya un gran rol!
Con su camioneta, Cucaracho es su nombre,
recoge latas y plásticos, ¡enorme!
De Vallenar a las majadas va sin cesar,
entre cabras y risas, no deja de andar.
Con su mirada atenta, siempre en la misión,
transformando desechos en pura solución.
En su parcela Lui041, la tierra florece,
con manos de albañil, su arte se mece.
Carpintero de sueños, construye sin parar,
mientras la comunidad lo ve trabajar.
Preside juntas de vecinos, ¡qué gran líder!
con ideas brillantes, nunca se rinde.
Entre tareas y risas, su vida es un festín,
dormir, comer, reír, ¡qué bestia, es un sinfín!
Así va Roberto, en su andar ligero,
con el viento del desierto, siempre sincero.
Un machacador cotidiano, en su mundo brillante,
en el desierto de Atacama, ¡es un gigante!