publicado por Marcelo Ruiz Tagle Escobar director@eloradorilustrado.cl
La Epilepsia es una enfermedad cerebral crónica no trasmisible que afecta a personas de todas las edades y sexo. Según la Organización Mundial de Salud, se estima que el 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones si se diagnostica y maneja adecuadamente. Patología frecuente, tratable en su mayoría, pero que afecta severamente al paciente en términos de calidad de vida siendo altamente estigmatizada.
En el contexto de la conmemoración del Día Mundial de la Epilepsia es necesario informar cómo tratar esta enfermedad de forma adecuada y eficaz. En su mayoría, las crisis convulsivas son generadas por la epilepsia, pueden ser controladas mediante tratamientos en base a medicamentos y hábitos de vida saludables, pero existe un grupo de pacientes que no responden a estos. A este tipo de epilepsia se le denomina epilepsia refractaria.
Según cifras de la OMS, la epilepsia afecta a más de 50 millones de personas en el mundo, y en Chile se estima que entre el 0,5 al 1% de la población tiene algún tipo de epilepsia, es decir, entre 90 a 180 mil personas. Cada año se diagnostican cerca de 500 casos de niños con epilepsia por millón de habitantes.
Patología que surge generalmente durante los primeros 2 años de vida.
Las causas de la Epilepsia son variadas, siendo las más frecuentes a nivel mundial: TEC o traumatismo encéfalo craneano, infecciones del sistema nervioso central (meningitis, encefalitis), problemas en el momento del parto o en el recién nacido (causas perinatales), accidentes cerebro vasculares y causas genéticas.
“En la gran mayoría de las personas que padecen epilepsia, las crisis ocurren de manera aparentemente espontánea. Sin embargo, algunas personas refieren tener crisis relacionadas con algunos factores desencadenantes inespecíficos y en un grupo reducido, las crisis se producen inducidas por estímulos específicos (crisis reflejas). El reconocimiento de estos factores desencadenantes o precipitantes permite evitarlos, reduciendo la frecuencia de las crisis”, así lo destaca el Dr. Andrés Horlacher, jefe del Centro Avanzado de Epilepsia de Clínica Las Condes.
En la epilepsia, cuyos síntomas más visibles y conocidos son los desmayos, la pérdida de conocimiento y convulsiones por todo el cuerpo, los síntomas aparecen independientemente de la edad, el sexo o el entorno, puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, aunque es más común en niños, adolescentes y personas mayores de 60 años.
La epilepsia es una condición médica que afecta el cerebro mediante crisis epilépticas, que aparecen cuando se interrumpe la actividad eléctrica en el cerebro, lo que lleva a un cambio en el movimiento, el comportamiento, el nivel de conciencia y los sentimientos de una persona.
Factores de riesgo específicos:
“Un factor de riesgo es aquello que incrementa su probabilidad de contraer una enfermedad o condición. Es posible desarrollar epilepsia con o sin los factores de riesgo”, detalla el Dr. Horlacher.
– Antecedentes familiares de trastornos convulsivos.
– Una lesión en el cerebro producto de un traumatismo, un accidente cerebrovascular, una infección previa, entre otras causas.
– Privación del sueño.
– Problemas médicos que afectan el equilibrio de electrolitos.
– Uso de drogas ilegales.
– Consumo excesivo de alcohol.
Factores de riesgo inespecíficos:
– Estrés emocional.
– Fiebre.
– Falta de sueño.
– Insomnio.
– Incumplimiento de tratamiento.
– Ingesta bebidas alcohólicas.
– Drogas.
– Desencadenantes atmosféricos.
¿Cómo actuar ante una crisis de epilepsia?
Cada paciente de epilepsia vive la enfermedad de manera diferente. Para algunas, puede que no tenga ungran impacto en su vida. Pero otras pueden experimentar efectos físicos, psicológicos y sociales y, en consecuencia, afectar la educación, el trabajo, el estilo de vida, la salud, la vida social y familiar.
Lo desconocido y la incertidumbre de cuándo y cómo habrá una nueva convulsión es lo que suele generar más frustración. Por ello, es muy importante conocer cómo debemos actuar ante una convulsión:
– Lo primero es no perder la calma y llevar a la persona a un lugar tranquilo.
– Proteger la cabeza para evitar traumatismos craneales, poner algo blando debajo de la cabeza.
– Liberar la zona del cuello, desabrochando los botones o retirando cualquier otro tipo de accesorio que pueda llevar la persona.
– Ubicar a la persona de costado para evitar que se obstruyan las vías respiratorias y, en caso de vómito, impedir que este vaya hacia los pulmones.
– Controlar el pulso y la frecuencia respiratoria hasta que llegue la ambulancia. Es importante que la persona que permanece al lado controle la duración de la crisis y cómo ha sido para informar al especialista.
¿Qué cuidados debe considerar un paciente con epilepsia?
– Mantener tratamiento con medicamentos anticonvulsivante rigurosamente como se ha indicado por su neurólogo tratante.
– Reconocer factores desencadenantes de las crisis convulsivas.
– Llevar un calendario con el registro las crisis, lo que permitirá ajustar de mejor manera el tratamiento.
– Dormir las horas suficientes y en forma regular.
– Se recomienda disminuir los niveles de stress, dado que es un factor desencante de crisis.
– Realizar ejercicio de forma segura evitando deportes que puedan determinar lesiones durante una crisis.
– Mantener contacto con familiares y amigos, una red de apoyo en caso de emergencia.
Una vez diagnosticada la enfermedad por un especialista, el tratamiento puede mejorar la calidad de vida de las personas. Lo habitual es recurrir a los fármacos antiepilépticos, que restauran el equilibrio químico de las neuronas, suavizando las descargas eléctricas anormales. Esto suele lograr controlar las crisis en aproximadamente el 70% de los pacientes.