Por Vidal Naveas Droguett
Inca de Oro
Se ubica geográficamente a 100 Kilómetros de Copiapó y a 40 de Diego de Almagro
Localidad minera que, por años ha entregado su contribución al Erario Nacional y que hoy reclama con justicia ser incluida en la historia de Chile como el principal productor de plata, cobre y oro, además de otras pastas en la región de Atacama.
Merecimientos tiene de sobra, pues al Distrito de Inca de Oro, siempre pertenecieron los ricos
minerales de Buena Esperanza del Chimbero, San José de Tres Puntas y El Oro del Inca, de la cual muchos cronistas e historiadores han referido solo pequeñas líneas, realzando siempre su producción minero metálica.
Otra de las referencias, son la gran cantidad de aguadas y norias que rodean al poblado, siendo las más importantes, La Finca de Chañaral, El Pingo y Chañarcito entre otras.
Una de los grandes sensibilidades que tienen sus actuales habitantes y los que han residido o nacido en él, es el amor que sienten por esta cautivante y misteriosa población que, como un imán les atrae y nunca podido olvidar.
Buscar las raíces históricas de este pueblo es remontarse a los primeros asentamientos humanos conocidos, aún antes de la llegada de los Incas.
La Finca de Chañaral, ubicada a unos 15 Km. de Inca de Oro sirvió de asentamiento a la cultura Molle, posteriormente a las culturas Ánimas, Copiapoes, Atacameños y Diaguitas.
Los atacameños y diaguitas conocían el arte de la metalurgia y trabajaron en la mina Las Turquesas, cercana al mineral de El Salvador.
Los Incas. Este imperio fue fundado por Manco Capac. Mientras que Tupac Yupanqui fue el iniciador de la conquista a Chile. En tanto el general Shinchi Ruca logró conquistar hasta el valle de Coquimbo.
En la conquista que hicieron los Incas lograron controlar el punto geográfico que, hoy conocemos como Finca Chañaral. En éste lugar vivía un grupo de aborígenes, los encargados de controlar a los viajeros y reunir los tesoros de piedras preciosas y el oro para los reyes Incas.
La vía de comunicación para someter a los pueblos conquistados, hoy es conocido como El Camino del Inca, unía lugares claves y específicos como El Salar de Atacama, Tilopozo, Pajonal, Río Frío, Vegas de Incahuasi, Vegas del Juncal, Aguada El Carrizo, Doña Inés, Aguada El Panur, Aguadulce, Pastos Cerrados, La Finca de Chañaral y Placilla del Inca, hasta alcanzar el Valle de Copayapu.
Por tanto, El Camino del Inca trazaba todas las vegas, aguadas y norias que permitía a los chasquis y viajeros tener agua fresca para beber.
Se construyeron Tambos para el descanso, en distancias y tramos acomodados a su necesidad.
En el libro “Crónica y Relación Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile” de Jerónimo de Bibar, acompañante de Pedro de Valdivia en el año 1540, citando a la Finca de Chañaral, dice – en este Valle que llaman El Chañar hasta el Valle de Copiapó, hay 18 leguas…
Ignacio Domeyko en su relato “Excursión a las Cordilleras de Copiapó” en 1842, nos señala que no lejos de Tres Puntas se halla el mineral de oro El Inca.
En 1854 don Rodolfo A. Philippi describe su paso por los llanos que denomina Mineral de Oro del Inca.
En el “Estudio de Geografía de Pissis” publicada en 1856, página 411, citando los oasis, dice textual. “El último que se encuentra al norte del gran depósito mineral de Tres Puntas i que es conocido bajo el nombre de Finca de Chañaral, aunque mui pequeño, hace sin dudas una excepción a todas las demás, porque el agua es excelente, las flores, los frutos, esquicitos i la verdura que presenta recuerda los más bellos campos del sur”.
Hay otras citas en torno a la minería, y hace hincapié en la altura de 6.442 pies que hay en éstas aguadas.
De acuerdo a mi investigación historiográfica, y en estricto rigor solo puedo hacer un estudio somero sobre sus orígenes y al desenvolvimiento de la localidad, en el tiempo. Por ello es que los primeros documentos relativos al mineral de Inca de Oro datan de 1845, en un informe del Ministerio del Interior, el que relata sobre el estado de las minas de aquella época, es por ello que supongo que estos ordenamientos provienen de la recién creada Provincia de Chañaral, el 31 Octubre de 1843 en la administración del Presidente Manuel Bulnes Prieto.
También se hace un detallado informe de 92 minas en plena producción y capacidad, con sus censos correspondientes, estados de avance y propietarios. Destacan las minas Al fin Hallada, La Cobriza, Sebastopol, Providencia, Las de Sierra El Chivato y las Salitrosas, entre otras.
En 1847 a fin de hacer un ordenamiento jurídico el Presidente Manuel Bulnes decreta
varias leyes, a fin de detener uno de los vicios que afecta en mayor orden al minero y sus familias, esto es el juego. El 12 de Agosto de 1858 por Ley se prohíben los juegos de azar
en las Subdelegaciones de Bulnes, Juan Godoy y Chañarcillo.
Benjamín Vicuña Mackenna en su libro “La Edad del Oro en Chile” Capítulo IV página129, menciona. “El mineral de Oro del Inca, en que el apreciable ciudadano don José Ramón Sánchez, hijo de Valparaíso y de vizcaíno, ha invertido ingentes caudales, es el de más antiguos antecedentes en Chile”.
En “El Libro de la Plata”, también de don Benjamín Vicuña Mackenna, página 200 cita a don Ignacio Domeyko, (en Septiembre de 1854) sobre el mineral de Tres Puntas.
Hallase, en medio del gran desierto de Atacama, a unas veintidós leguas al nordeste de Copiapó, sobre el camino llamado del Inca.
“La Edad del Cobre y el carbón de Piedra”, de Benjamín Vicuña Mackenna, página 261 dice. “El verdadero descubridor de Las Animas, fue Diego de Almeida y de todos los minerales cercanos a La Finca de Chañaral”.
“El Diario Ilustrado, Visión Perpestiva de la Provincia de Atacama”. De Recaredo Santos Tornero, 1872. Imprenta Valparaíso. En el análisis un tanto folclórico que hace el autor, respecto de la idiosincrasia del minero, nos hace una reflexión acerca de la gran producción alcanzada por la mina Buena Esperanza del Chimberos y de San José de Tres Puntas, más un detallado informe minero.
Don Carlos María Sayago, en su “Historia de Copiapó” publicada en 1874 y posteriormente en1973, página12 nos dice – “Hacia el Norte de Tres Puntas, se encuentra un paraje que actualmente constituye una de las inspecciones de dicha subdelegación, su nombre de Incahuasi o Casa del Inca, nos indica que allí debió existir, casi en la medianía del desierto, una de las más espaciosas posadas del camino”.
En la página 199 del mismo autor, dice. “Allá por el año 1743 siendo corregidor don Alonso Cuellar y Salas, residía en Copiapó un cacique llamado Juan Nahuel Paqui, más conocido como Juan Lobo, se resolvió hacer un cateo en compañía de su cuñado Manuel Seriche, salieron del pueblo de Copiapó, hacia el desierto, siguiendo el camino del Inca. Recorridas unas 15 leguas, se detuvieron en unos cerros cubiertos de plantas, conocidas con el nombre “quichua” de cachiyuyo, a poco de haber empezado descubrieron una rica veta de oro, cuyos crestones se ocultaban en aquellas plantas.
En la “Geografía Descriptiva de la República de Chile” de don Enrique Espinoza, año1890, nos deja entrever el nombre de la Placilla Bulnes, como era conocido el mineral en esa época y un estudio completo al departamento de Chañaral.
El historiador Roberto Hernández Cornejo, para su tan bien documentado libro “Juan Godoy o El Mineral de Chañarcillo”, publicado en 1932 también argumenta que la aldea que estaba al norte de Tres Puntas tenía como nombre Placilla Bulnes. Página 257 del Tomo I
En 1888 el ingeniero Francisco San Román indica que los minerales El Inca y La Isla, había un sistema interminable de vetas al norte de San José de Tres Puntas, pero eran difíciles de trabajar, por la escasez de agua.
A comienzos del Siglo XX fue conocido como San Pedro de Cachiyuyo y que era un caserío de arrieros junto a la mina del mismo nombre.
El historiador chañaralino don Omar Monroy López en el año 2005 hizo una bien acabada e interesante investigación, acerca de la Finca de Chañaral que, es un lugar netamente de la localidad minera. De su libro “Inca de Oro, Legendario Pueblo del Desierto”, tomaremos unas notas relativas al ferrocarril, importante polo de desarrollo a principios del Siglo XX.
Gobernaba el país don Federico Errázuriz Echaurren. Dice don Omar Monroy que para la continuación del ferrocarril de Pueblo Hundido al Mineral el Inca, se abrieron las propuestas el 25 de Junio de 1900, en la Subsecretaría del Ministerio de Industria y Obras Públicas. Según el Diario El Lábaro de Chañaral, del día 20 de Octubre 1900, los trabajos estarían terminados en 10 meses y el encargado de la dirección de los trabajos, sería el ingeniero Luis Leclerc. El mismo diario informaba el 30 de Junio de 1901 sobre el perímetro que ocuparía la estación del Inca.
El Gobernador de Chañaral don Julio Guerrero García designa por decreto al ingeniero don Eduardo Pardo Correa, para que en conformidad a la ley tome posesión de unas aguadas y terrenos concedidos al ferrocarril de Pueblo Hundido al Inca.
El 12 de Marzo de 1904 quedaba unido por ferrocarril el puerto de Chañaral con el mineral El Inca.
El 24 de Octubre de 1909 se inaugura el ferrocarril en el tramo de Estación Chulo y El Inca. Desde el proyecto de ferrocarril de unir a Copiapó y Chañaral y Caldera con todos los centros de producción mineros en 1893. Después de 11 años de discusiones y promesas no cumplidas, por fin se concretaba una primera parte del plan inicial.
Quedaba ahora, la finalización de otra promesa política, como era unir todo el país a través del Ferrocarril Longitudinal, para esto debía unirse los tramos de El Inca y Pueblo Hundido. Este se llevó a efecto en 1913.
Debido a la gran cantidad de agua que necesitaban las locomotoras para su funcionamiento, es que se priorizaron las que contaban con agua en las cercanías. Se construyó la estación de Manuel Carrera Pinto, que era un convenio particular con el Longitudinal. También se construyó un edificio en Chañarcito, pero la mayor construcción se hizo en el centro minero de El Inca.
Allí se instaló un estanque de fierro, una cuba de almacenamiento de agua, aprovechando las numerosas norias que había en la calle que hoy es Avenida Matta, frente a las habitaciones de los obreros del ferrocarril.
La hermosa estación que, estaba al frente sufrió lo que ha pasado con todas las casas antiguas patrimoniales. El saqueo, más la ignorancia de los encargados de velar por su cuidado, terminaron con esta bella construcción.
La construcción del estanque para la reserva del vital alimento, jugaría un rol fundamental en la historia de Inca de Oro.
Esto traería consecuencias curiosas para el centro minero, puesto que éste no tenía nombre, ya vemos, que para ubicarse, se tomaron diversos lugares, principalmente el nombre de las minas, Incahuasi, San pedro de Cachiyuyo, El Inca, Placilla de Tres Puntas, Placilla Bulnes, San Pedro de Nolasco.
Estación de la Cuba, fue el nombre con que se llamó posteriormente el centro minero a partir de los años de 1920. Viene toda una urbe para probar suerte en las minas, llegan los poderes compradores de minerales. Llegan los primeros comerciantes a establecerse a los costados de los servicios para la minería y los primeros servicios públicos.
En Enero de 1927, se crea La Caja de Crédito Minero.
En 1934 se instala un generador de electricidad por cuenta de un particular.
En 1936 La Caja del Seguro Obrero abre una Posta de Primeros Auxilios.
En 1936 La Caja de Crédito Minero en una negociación con la Sociedad Nacional de Minería instalaron la primera bomba de bencina en Cuba, esta se ubicaba en la Avenida Almeida, casi al llegar al colegio de Inca de Oro.
En la década de 1930, producto de la inestabilidad política en el país y la gran depresión mundial de la época, provocaron una gran cesantía y hambruna que golpeaba los pequeños centros mineros con más fuerza, con esta consecuencia aparecen caravanas de comerciantes árabes, españoles, italianos, los cuales venían agrupados para protegerse de los salteadores, estos recorrían las salitreras cercanas a Taltal, Altamira, El Salado, Pueblo Hundido y todos los centros mineros cercanos a Cuba. Esto podría ser el inicio de la llegada de numerosas colonias de extranjeros y comerciantes que pronto se establecieron para lograr una mayor estabilidad.
Entre algunos extranjeros llegó don Alfredo Visconti, con una gran zapatería y don Emilio Mata con su tienda, ellos eran españoles, don Pedro Poucoc, yugoslavo con una mercería; el señor Komory japonés con su peluquería; pero la mayor colonia la constituyeron los chinos, ahí están las familias Wong, Fong, Chiang, Kong, Lam, Hip, Fang, cuyos patriarcas, adoptaron nombres españoles de pila, como Marcos, Bernardo, etc. Estos inmigrantes para su seguridad personal, construyeron túneles en que se comunicaban entre ellos, puesto que también eran grandes aficionados al juego y al consumo de opio.
En 1937 aparece el periódico El Inca, el director era don Alejandro Chelén Rojas que tiempo después sería Diputado de la República.
En 1939 durante el mandato del presidente Pedro Aguirre Cerda, fue modificado el nombre de Cuba por Inca de Oro.
En los años de 1940 llega el señor Elías Jacob Jalaf, proveniente de Ovalle, dedicó su vida entera a la minería, llegó a ser propietario de algunas de ellas, su gran vocación de servicio público lo llevan a convertirse en periodista autodidacta, don Oriel Álvarez Gómez, le dedica unas líneas de gran contenido en su libro “Atacama de Plata”. Página 129.
El 12 de Agosto de 1940, se formó El Cuerpo de Bomberos de Inca de Oro y entre sus fundadores estaba don Vicente Vecchiola.
En 1942 aparece el periódico La Zona, de corta duración.
En 1942 fue fundada la primera caja de ahorro que hubo en Chile, se llamaba ésta: Caja Prendaria y es la precursora del Banco del Estado, funcionó donde hoy está la Asociación Minera.
En la década de 1940 don Luis Plan Sáez, funda un semanario, llamado El Consueta, a la vez, de formar dos grupos de teatro con la juventud de la época, éstos llevaron los nombres de Centro Académico de Artes y Letras y Hollywood. El señor Plan creó más de 30 obras, incluidos varios sainetes y juguetes cómicos y las presentaba en el teatro del pueblo.
Entre los actores y actrices aparecen don Jorge Miller, Florencio Droguett, Gioconda Cortés, y Matilde Droguett
Muy recordadas son las fiestas de la primavera de aquellos años al igual que las fiestas de la challa. La diversión no estaba ajena para los mineros de la zona donde abundaban los cabarets como El Pica la Cebolla, La Estrella, y los salones de baile como el Crillón y La Piscina, recordados músicos amenizaban las veladas, entre ellos don Tomás Cepeda, Jorge Miller, Fernando Corón, Horacio Gallo, etc.
En 1947 don Salvador Reyes Figueroa, copiapino, Premio Nacional de Literatura en 1967 publica su novela “Norte y Sur”, ambientado en la historia de Tristán Linares, un aventurero, que recorre toda la zona minera de Inca de Oro. Reyes había estado una década antes en la Finca Chañaral invitado por su dueño, Mr. Leebanov. En el libro “Andanzas por el Desierto de Atacama”, el autor hace una mención a Inca de Oro.
En “Autorretrato de Chile”, del escritor Nicomedes Guzmán escribe don Raúl Carmona Argomedo “Reflejos de Atacama” donde hace referencia a Inca de Oro. Dice – como pegado al ferrocarril longitudinal alinean sus casas, de tan frágil factura que, el conjunto semeja un nacimiento navideño.
En 1949 se fundó la Asociación de Pequeños Mineros de Inca de Oro.
En Agosto del mismo año se llevó a efecto la Primera Convención Departamental de los Pequeños Mineros, en Inca de Oro.
No cabe ninguna duda que había tiempos de bonanza para la población. Existían todos los servicios básicos, como Correos y Telégrafos, Agua Potable, Agencias de Compras de Minerales, Tenencia de Carabineros Bomberos, Matadero Municipal, Teatro, Clubes de Diversión,
En los primeros años de la década de los 50, los cambiantes, precios internacionales de los metales, comienzan a hacer efectos en la bullente economía de la localidad, poco había servido a Inca de Oro el proyecto de una fundición de cobre, para los metales de baja ley que estaba recién inaugurada en Paipote. A la decadencia del metal rojo y el oro, se abrían nuevas expectativas, pero en el hierro. Y los yacimientos de este metal estaban más lejanos.
Pronto comenzó el éxodo, Caldera, Chañaral y Huasco son los nuevos destinos de los comerciantes. Luego los profesionales. Así comenzaba una nueva etapa que, pronto sería más trágica aún. El Presidente de la Republica don Jorge Alessandri Rodríguez, terminaba su mandato en 1964 y debía inaugurar la Carretera Panamericana Norte, la cual ahora pasaría bordeando la costa
Hoy, Inca de Oro, sigue esperando un golpe de suerte que pueda cambiar su destino, quedan los últimos mineros sobrevivientes, valientes hombres, que no aceptan estar alejados de los cerros, del sol abrasador del verano, del frío y ventoso invierno. No aceptan la derrota, ni el broceo de las vetas.
Hoy Inca de Oro, se ha convertido en un pueblo casi fantasma, sus casas y calles se han convertido en la postal ideal para una fotografía, o una película. Todo por la particularidad especial que tiene, el abandono. Esta situación, ha llevado a ciertas personas a pensar en el turismo, aprovechando, todas las bondades con que cuenta, como el paraje Finca de Chañaral y sus pictografías, El Pingo, El Observatorio Astronómico de Cerro España, sus edificios, como la pequeña capilla eclesiástica, y principalmente su mayor tesoro El Museo de Inca de Oro, tan bien conservado por el don Fidel Arancibia
En esta pequeña reseña que no pretende ser historia, sino mantener vivo el recuerdo de tantos incanos de corazón, vaya mi saludo y mi respeto para un grupo de personas que, son la historia viviente de Inca de Oro y que han plasmado sus vivencias en un libro llamado “Vivencias de Inca de Oro Protagonistas de una Historia”. Publicado el año 2008.