Opinión: Las pensiones alimentarias son un dolor de cabeza Por. Dr. Omar Luz Hidalgo

Durante esta carrera presidencial se han privilegiado bastante los debates entre los candidatos, lo que me parece muy bien, puesto que permite que uno se vaya haciendo la idea de que es lo que ocurre o que piensa cada candidato acerca de las diferentes problemáticas, dudas o cosas pendientes que tiene el mundo político con respecto a la ciudadanía en general.
Dentro de todo llama la atención la ausencia permanente de uno de los candidatos, que se mantiene en el extranjero y que no participa ni hace campaña, pero lo más relevante – y que probablemente es la causa que lo mantiene fuera -, es la millonaria deuda que mantiene con sus hijos, lo que significó una demanda por parte de su pareja acusando el no pago de la pensión alimenticia.
Pero a lo que me quiero referir es que no logro entender cual es la dinámica de esta persona que llega a elevar tanto su reticencia al pago de la mencionada pensión. Esto es un hecho bastante frecuente, muchas veces he visto y he escuchado de personas que se separan y que después se resisten al pago de tales pensiones. Esgrimen variadas razones para no hacerlo, pero lo que parece ser una constante es la idea que tienen que no quieren que la pareja se aproveche de sus recursos y los utilice a su gusto y para su propio beneficio.
Lamentable escuchar esto porque lo que en realidad ocurre es que se olvidan de sus hijos. ¿Qué pasa con ellos? Pues deben seguir estudiando, alimentándose, viviendo y por esta inconsciencia paterna son las inocentes víctimas de una situación en la cual tienen escasa participación y nula responsabilidad.
He visto como a veces las madres que tienen la tuición de sus hijos, deben trabajar para suplir el sueldo que se reduce de dos a uno solo y que deben estirar para que les alcance para toda la familia. Esta es una situación dispareja e injusta y estoy de acuerdo que se utilicen todos los recursos legales para que el estado proteja a esas familias truncas. En la actualidad existe una gran cantidad de deudores de pensión alimenticia y esa es una demostración que la legislación ha sido laxa en este aspecto. Por lo menos es un logro que aquellos que mantienen sus deudas y han querido retirar sus fondos del 10% 1 al 3 de las AFP, esos fondos hayan ido a cubrir las deudas, pero muchos no lo han retirado por la certeza que no llegará a sus manos. Al parecer más efectivo ha sido destinar las devoluciones de impuestos a cubrir estas deudas.
Creo que la Defensoría de los Derechos del Niño, debiera tener un papel en este caso para resolver esta situación desde el momento en que se produce la separación, incluso antes del divorcio de una pareja, para prevenir que una deuda se transforme en algún momento como impagable. Es justo y necesario para evitar los injustos sufrimientos a que son sometidos esos inocentes seres.
Claro que sí, la obligación de las pensiones alimenticias son un dolor de cabeza para la persona causante la mayoría de las veces en forma voluntaria y, también un dolor de cabeza para el resto de la familia, en especial para los hijos y para estos, en forma involuntaria