¿Qué diablos es todo esto?


Estamos expuestos a una sociedad criminal que desnuda nuestras almas devorándolas lenta e irremisiblemente. La tentación criminal es ventajosa para quienes desean morder la tranquilidad del carácter de los pensadores que abominan de lo que ven, sintiendo, remordiendo, acaparando basura. La violencia de la insania en las relaciones intersubjetivas detonan como bombas a punto de destruir espíritus que esperan superar sus propias limitaciones. La morbosa necesidad de éxito suplantando la necesidad de otros por el bien individual es criminal. El respeto se exige con prepotencia, arribismo, y deseo criminal de dominar. El poder es la caverna del hombre solitario. La individualidad se fortalece en la soledad, quedando expuesta a su propio deceso. El yo es la antimateria. El yo es la perversión del placer criminal del poder. ¿Qué vergüenza existe en el poder? ¿Qué siento en la jungla del deseo de dominación sobre otros? Todo es estúpido, todo es igual al día anterior. Todo es basura que se come una y otra vez. Todo es inamovible. Un asco de situación para todos. Las palabras mal empleadas son bombas que detonan en tus sentimientos. Nos resentimos de ganas de poder adoptar una salida distinta. Cada cual no conoce sus propósitos. Enfermamos debido a la ignorancia y la arrogancia de la instrumentalización del ser humano. ¿Qué lealtad le debemos a una sociedad criminal? Respiramos con dificultad cuando observamos en los ojos de los demás el odio que nos persigue. La salvaje miopía de las personas es el alimento del demonio. La ignorancia es poder para los pobres de espíritus. Centellean máscaras que esconden lo que somos. La precipitación verbal es un vicio mudo, inconsistente, resistente, inicuo, criminal. Las oportunidades de ser feliz son sesgadas por la sociedad en que habitamos. El dinero no nos hace más felices. Las imágenes de los desordenes mentales se disipan en los reflejos de la indiferencia hacia el propio psiquismo. No hay nada en el mundo que nos haga héroes de una vida emancipada de una sociedad devoradora de corazones. Las personas han optado por la depredación económica del planeta. ¿Qué javier3importa la tierra? ¿Tiene algún sentido pensar en ella? ¿Es la tierra nuestro último lugar? Bestias, eso es lo que somos, bestias que anhelamos morir sin saber qué es la vida, y para qué diablos fuimos creados, en la infinita voluntad de Dios en nuestras vidas. ¿Por qué desperdiciamos la vida en nuestros trabajos? ¿Quién necesita de ellos? No sabemos, estamos aturdidos, cegados, anestesiados, disolutos. No amo la vida más que un árbol que se sostiene evitando morir. Existe un deseo de control criminal sobre nuestras vidas. ¿Para qué existimos? ¿Cómo podemos morir sin necesidad de sentir un vacio que necesita ser llenado? La sociedad es un criminal que sigilosamente entra a tu casa y te roba lo más valioso que posees: Tu amor por los demás.

Javier Torres Rojas.